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Máquina grande y pesada hecha, generalmente, de papel, unicel o aluminio, cuya principal función es rayar toronjas y exprimir queso. Consta de cuatro partes principales: la entrada, el procesador, el tanque, y la salida.
Aquí es donde se ponen las toronjas y el queso. Es un embudo grande que conduce al procesador. La entrada siempre debe estar pintada a mano, de una tonalidad entre grisácea y plateada, esto se debe a que las toronjas y el queso atraen fuertemente a Satán, y si la entrada no estuviera pintada a mano, o no tuviera este color, no habría nada que pudiera impedir que Satán robara las toronjas y el queso. Algunas empresas, como Silph Co., también pintan el resto de la máquina, pero realmente esto no es necesario, ya que lo que atrae a Satán son las toronjas y el queso expuestos.
Consta de quince metros de pan de centeno atados con listón rosa a tres tortugas azules, cada una de las cuales debe ser capturada con una pluma de águila real y nunca con un bolígrafo negro, de lo contrario el procesador comenzará a producir oro puro, el cual puede obstruir el paso de las toronjas y el queso, causando el mal funcionamiento del procesador. Una vez se han atado los quince metros de pan de centeno a las tres tortugas azules con el listón rosa se les debe acomodar en círculo alrededor del paso de las toronjas y el queso.
La procesadora industrial de toronjas y queso funciona con magia de sirena. Antes funcionaba con combustible, pero se decidió que no era muy efectivo. El tanque sirve para mantener prisioneras almacenar a las sirenas cuya magia será robada extraída voluntariamente.
Consiste en una tubería por donde sale la toronja rayada y el jugo de queso. Por lo general se le pone un recipiente debajo para que ahí caiga el producto ya procesado, pero también es posible dejarlo sin nada para que todo el producto se vaya a la mi*rda caiga al suelo.
La primera procesadora industrial de toronjas y queso fue creada en 1666 por el físico sudafricano Benito Camelo, quien al ver lo difícil que era para su esposa Mónica Galindo realizar las tareas del hogar, decidió inventar algo que pudiese ayudarle. Curiosamente su esposa nunca en su vida tuvo necesidad de rayar toronjas ni de hacer jugo de queso.
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